Entender que las cosas cambian, que las personas mueren, que todo termina, es una acción que puede ayudarnos a vivir con menos sufrimiento y, por lo tanto, a ser más felices. Este concepto es llamado impermanencia, ¿te gustaría conocerlo?
“Nada permanece, todo cambia; todo lo que nace, muere y todo lo que inicia, termina”. Escuché esta frase, que resume un concepto llamado impermanencia, en una clase de meditación y no sólo no la olvidé si no que me llevó a investigar un poco más sobre ella. Entenderla es difícil en ciertas situaciones de la vida, pero quien realmente logra vivirla obtiene como recompensa la liberación que lleva a la felicidad.
La palabra
impermanecia ni siquiera aparece en el diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, sin embargo, para los budistas es toda una filosofía de vida
que consiste en no aferrarse a nada ya que todo lo que hay a tu alrededor, todo
lo que vives, todo lo que tienes, en algún momento debe desaparecer.
En el Sutra de los Cuarenta y Dos
Capítulos, Buda invita a que miremos hacia arriba, hacia abajo y
alrededor del mundo, y notar que en todos lados encontraremos impermanencia.
Pero, ¿cómo definimos la impermanencia? Según el
Budismo, es aquello que se transforma de momento a momento. De forma más
práctica, podemos decir que el concepto también conocido como Anitya y
que es una de las tres características de la existencia, una doctrina esencial
del Budismo, es disfrutar el presente, ya que eso y la muerte son lo único
seguro que tenemos.
Es estar consciente de que “todo cambia,
todo termina, todo desaparece”, vivirlo mientras lo tenemos y no sufrir cuando
ya no está, ya que el sufrimiento lleva a la infelicidad. Es prepararnos
conscientemente para los cambios de nuestra vida para que no nos “sorprendan”
cuando lleguen. Es disfrutar mientras se tiene y “dejar ir” cuando se acabe.
Según Joseph Goldstein en su libro Un
corazón pleno de paz, “sin esa perspectiva de impermanencia
somos zarandeados por las circunstancias y vivimos en la inercia de nuestro
condicionamiento habitual”.Pero ¿qué
hacer para vivir esta transitoriedad sin que nos afecte el saber que todo en
algún momento terminará?
"Para
vivir una vida desprendida, no debemos considerar nada como de nuestra
propiedad", una de las enseñanzas de Buda. Goldstein, por su parte,
explica que cuando experimentamos la verdad de la impermanencia, no sólo como
un concepto, sino como una vivencia interior genuina, estamos obligados a
preguntarnos ¿qué hay de verdadero valor? ¿daremos valor a cosas que
simplemente van a perecer o hay algo más, algo más grande?”.
El autor
agrega que el secreto está en plantearse estas preguntas AHORA y que una forma
de lograr la impermanencia es la atención plena y la indagación de pensamientos
y emociones que profundizan nuestra comprensión de esa naturaleza. Lo anterior
se puede lograr con prácticas como meditación y Yoga.
Quizá lo
que no debemos olvidar es que vivir es una decisión que se toma de forma
personal y diaria, nosotros decidimos si seguir sufriendo por todo o entender
que la vida está en constante cambio.

