Las circunstancias sólo son una parte; cómo las vivimos
depende de lo energéticos que nos sentimos. Algunos seres parecen
privilegiados, con un contagioso entusiasmo y desbordante energía; otros, sin
embargo, apenas pueden cargar consigo mismos... ¿Es un don aleatorio o depende
de cada uno vivir de una u otra manera? En este artículo describiremos cómo
cargarnos de energía y cuáles son los agujeros por donde la perdemos.
La vitalidad se manifiesta en distintas áreas en el humano
cuerpo físico, mente, emociones, consciencia. En cada una existen
comportamientos que nos proporcionan vitalidad junto a otros que nos desgastan.
En lo físico los puntos clave son la respiración, la alimentación y el ejercicio.
La respiración
Constituye una de las fuentes de energía más importantes
para el ser humano, más importante incluso que la comida. Energía vital además
de La función de la respiración es tanto energetizante, a través de la
inspiración profunda, como limpiadora o desintoxicante, mediante la espiración.
La palabra china Ki, referida a la respiración, significa aliento o energía del aire y la respiración correcta refuerza las reservas de esencia nutricional del cuerpo. Si no se le presta atención se produce de forma tan espontánea y natural como el latir de corazón; cuando es controlada, la respiración se vuelve tan voluntaria como el andar y puede utilizarse para regular todas las funciones vitales: el pulso cardíaco, la presión sanguínea, el metabolismo digestivo, la eyaculación, el sistema inmunitario, etc.
Aprendiendo a controlar la respiración controlas el cuerpo
y la mente, pudiendo eliminar la ansiedad y disminuir la tensión.
La alimentación
Puede ser una de las fuentes de energía o una forma de
cargarnos de toxinas y enfermar. Es importante evitar cotidianamente alimentos
que dejen residuos, produzcan pesadas digestiones y sobrecarguen el hígado.
Existen infinidad de escuelas dietéticas, algunas contrapuestas, que defienden
modelos alimenticios saludables. Cada uno debe acercarse a las teorías con
espíritu investigador y probar, atentos a las reacciones de nuestro organismo,
hasta dar con la dieta más apropiada.
El ejercicio físico
El ejercicio físico regular nos mantiene activos y
flexibles; el exceso de sedentarismo hace cada vez más dificultoso el
movimiento. La inercia de estar estáticos va produciendo cansancio crónico. Hay
que encontrar el punto medio -tanto el exceso como la falta de ejercicio
agotan, colocarse en el punto de equilibrio: a cada periodo de actividad ha de
seguirle un descanso relajación recuperador.
La relajación no es echar una siesta, es una práctica
específica que consiste en ir soltandolas tensiones musculares y psíquicas.
Existen variadas técnicas y talleres donde aprender esta útil práctica.
Silenciar la mente
En lo mental se alberga uno de los mayores agujeros por
donde perdemos energía. Los pensamientos negativos, auto limitantes, la
crítica, la queja, el pesimismo, la desconfianza, los temores nos bloquean y
contraen, impidiendo el libre flujo de energía.
Cualquier pensamiento es sólo una interpretación de la
realidad, por tanto relativo; debemos ser prácticos y dejar de alimentar
pensamientos que sólo producen daño y nos llenan deruido la cabeza. Poca
perspicacia y capacidad de actuación podemos conservar cuando la atención se
gasta en sostener parásitos dañinos en nuestro interior.
Como los cambios se realizan gesto a gesto, en cada
momento, empecemos a tratarnos bien, dando espacio a los pensamientos que nos
insuflan entusiasmo y abren el corazón en sustitución de los dañinos.
La puerta a tus fuentes de energía está en tí
La coherencia entre nuestro sistema de valores y lo que
hacemos es necesaria para no cargar con el peso de hacer lo que no nos gusta y
de negarnos a nosotros mismos.
Asimismo, cumplir los compromisos incluso los menos trascendentales fortalece; si acostumbramos a no llevar a cabo nuestras decisiones nos debilitamos. Antaño la palabra dada era un valor sagrado, pues implicaba que quien la empeñaba tenía el poder de cumplirla.
En síntesis, recupera la llave, la conciencia de que la
energía que buscas está en tí.
Evita depender de lo exterior para cambiar tu estado de
ánimo; en vez de buscar al otro para que te contagie su alegría, entusiasmo,
bienestar (su energía en suma) intenta entregar a los demás lo mejor de tí. Así
descubrirás que abres la fuente, llenándote de lo que entregas (de lo que das
te llenas), dando espacio para inundarte de esa energía que siempre está ahí;
sólo faltaba disfrutar plenamente de ella

