¿Te suena lo de la Ley del Espejo? Cada vez se escucha más sobre este tema tan interesante y profundo. O tal vez hayas oído que, en una relación, sea de amistad o de pareja, el otro nos hace de espejo. También se habla de esta ley cuando decimos que algo nos molesta de otros, pues en realidad se trata de un tema nuestro que deberíamos mirar.
Como muchas veces este concepto nos resulta difícil de entender, en este
post voy a tratar de aportarte claridad abordando la Ley del Espejo
desde 3 puntos de vista o 3 escenarios. Asimismo, te voy a compartir de
dónde proviene esta ley.
De dónde proviene la Ley del Espejo
Según lo veo yo, la Ley del Espejo tiene mucha relación con varias de
las 7 Leyes Universales, reflejadas en el famoso libro, escrito de forma
anónima por los 3 iniciados y basada en pensamientos de un sabio antiguo,
llamado Hermes Trismegisto, El Kybalion.
Y la Ley del Espejo tiene que ver especialmente con la 2ª Ley Universal,
la Ley de la Correspondencia. La Ley de la Correspondencia nos
viene a decir que todo lo que vemos fuera es un reflejo de lo que hay
en nuestro interior. De hecho, esta Ley dice concretamente lo siguiente: “Como
es arriba, es abajo. Como es dentro, es fuera”.
Es decir, todo lo que está dentro de mí lo veré reflejado fuera. Y todo
lo que veo reflejado que me afecta, me molesta o, por el contrario, me gusta
tiene que ver con cómo me siento por dentro, cómo estoy vibrando o cómo estoy
pensando y sintiendo sobre una determinada situación.
Asimismo, como acabo de mencionar más arriba, otra Ley Universal que
interviene en la Ley del Espejo es la Ley de la Vibración:
vibraciones similares se atraen. Si vibro en el miedo, la vida será un espejo
de esta emoción del miedo. Si vibro en el amor, me enfocaré automáticamente en
situaciones de fuera que vibren amorosamente.
Y también, otra ley muy relacionada con la Ley del Espejo es la Ley
del Ritmo. Esta parte a priori es un poco más difícil de entender, pues se
trata de que a veces el espejo nos muestra justo lo contrario a lo que somos o
sentimos. Por ejemplo: me molestan personas muy egocéntricas pues no me permito
mostrarme al mundo, me escondo. Esto lo explicaré hacia el final del artículo.
Y para que sea más fácil entender la Ley del Espejo voy a compartir unos
ejemplos desde los 3 ángulos o puntos de vista que te mencionaba arriba.
Escenario 1# Me molesta algo de los demás
Vamos a empezar con lo más habitual, cuando nos molesta algo de los
demás. Imagina que tu pareja hace algo que a ti te molesta mucho. Por ejemplo,
tu pareja es una persona muy impuntual. Siempre llega tarde a todos los sitios.
Tú, sin embargo, eres una persona muy puntual y para ti es muy importante
llegar a tiempo. Y esa actitud de tu pareja te molesta cada vez que se produce.
Si a mí me molesta lo que hace el otro, pueden darse 3 condiciones
o 3 situaciones concretas que te detallo a continuación.
Caso 1: Yo conmigo
Si tu pareja hace algo que a ti te molesta, pregúntate: ¿es
posible que yo me lo esté haciendo a mí misma?
Por ejemplo, él es impuntual llegando a las citas y yo soy impuntual
conmigo misma. Es decir, siempre pongo por delante a los demás, pero para mí
nunca hay tiempo. Con lo cual nunca llego tarde a una cita, pero sin embargo,
llego tarde a lo que sí es importante para mí. Por ejemplo, ir al gimnasio o
dedicar tiempo para mi bienestar o incluso descubrir cuál es mi pasión. Me
pongo en el último lugar.
Con lo cual esa molestia tan grande que siento en relación al otro me
está mostrando lo que yo misma me estoy haciendo a mí misma. Estoy siendo
impuntual, estoy faltando a esas citas conmigo misma.
Caso 2: Yo con los demás
En otros casos puede suceder que yo también soy impuntual en otros
ámbitos de mi vida o con otras personas. Quizá no lo soy siempre, pero hay un
grupo de personas a las que no tengo en cuenta. Tal vez sea con mi familia o mi
grupo de amistades. O tal vez afecte a otro ámbito de mi vida, como puede ser
el trabajo.
Es decir, estoy haciendo lo mismo que me molesta, pero no lo estoy
viendo en mí. Esto es muy habitual: criticar lo que hacen los demás cuando
también yo lo estoy haciendo, pero no me estoy dando cuenta.
Como dice el famoso refrán: “No veas la paja en el ojo ajeno
sino la viga en el tuyo propio”.
Caso 3: El extremo contrario
El tercer caso es un poco más rebuscado y tiene que ver con algo
que yo reprimo, incluso puede tratarse de un bloqueo. Es decir, muy en el
fondo (muchas veces, de forma inconsciente) yo quisiera ser capaz de ser alguna
vez impuntual porque quizás ser puntual significa ser más libre, dejarme
llevar, ser flexible, pero puede darse el caso de que soy super exigente
conmigo misma y no me permito fallar a nadie.
Por ello, me voy al extremo contrario de lo que le pasa a mi
pareja. Mi pareja es muy impuntual y yo soy excesivamente puntual,
excesivamente exigente y eso tampoco es bueno para mí.
Así que, como ves, esa molestia puede darse en estas 3 direcciones: yo
conmigo, yo con los demás o yo en el extremo contrario (ser como el otro es
algo que reprimo o no me permito).
Este último caso es muy frecuente en relación a personas que no
soportamos y que, aparentemente representan nuestros contravalores: alguien
egocéntrico (pues no me permito nunca estar en el centro de atención), alguien
narcisista (pues soy incapaz de hablar bien de mí misma), etc.
Con este último caso, suele surgir la siguiente duda: ¿entonces
en el fondo deseo ser impuntual, egocéntrica o narcisista? La
respuesta es un no rotundo. Pero cuando hay algo que reprimimos muchísimo en
nuestro interior, ese algo se convierte en nuestra Sombra y finalmente acaba
por explotar o lleva mucho tiempo causándonos daño en silencio, al no
permitirnos mostrarnos alguna vez imperfectos.
La Ley Universal que entra en juego en este tercer punto es la Ley del
Ritmo: si llevas el péndulo hacia un extremo, acabará rebotando en el extremo
contrario con mucha fuerza (la Sombra).
Escenario 2# Me gusta algo de los demás
¿Y qué ocurre cuando a mí me gusta algo de los demás? Esto por supuesto
es más agradable y ocurre exactamente lo mismo que en el caso anterior.
Imagina que ves a un profesional que tiene un blog interesante y
comparte sus contenidos, que escribe desde el corazón, que es una persona
abierta, auténtica, sincera y te encanta lo que esta persona hace, pero sientes
que no eres capaz de hacer algo similar o que estás muy lejos de esa persona.
En lugar de envidiarle o criticarle, que sería algo propio del
ejemplo anterior, en este caso le admiras y te gusta. Incluso, lo expresas, ya
sea para ti o abiertamente a esa persona. O le cuentas a otros lo bien que lo
está haciendo esta persona que admiras.
Esto significa también que eso que admiras está en ti.
Quizás ahora mismo tú tienes ese bloqueo y no te permites expresarte y ser libre,
pero está en ti. Es tu potencial. Con lo cual es muy buena noticia que te guste
eso que hace la otra persona y seas capaz de reconocerlo, en lugar de
envidiarle.
También puede ser que eso que te gusta del otro ya lo tengas en ti aquí
y ahora. Es decir, tú contigo misma eres una persona honesta. A lo mejor
escribes, aunque no lo compartas con el mundo, en un diario y lo haces de forma
sincera. Es decir, ya lo estás haciendo en tu vida, aunque sea en privado.
También puede ser que en lugar de hacerlo contigo, lo haces con los
demás. Tal vez, cuando hablas con tu madre, con tu padre, con tus hijos, con
tus amigos… con esas personas ya eres así. Tal vez no eres capaz de verlo
todavía, pero al poderlo ver en los demás, significa que esas cualidades han
resonado con lo que ya llevas dentro.
Así que, como ves, lo mismo que cuando algo nos molesta se dan esos 3
casos: lo hago conmigo, lo hago con los demás o lo tengo reprimido, también
puede pasar con la parte bonita, que es cuando algo te agrada de otras
personas.
En este caso, el problema estaría en el último punto. Si tú lo tienes
reprimido, no eres capaz de verlo. Tal vez haya un bloqueo o una creencia de
que ser así es imposible para ti, que tú no vales y probablemente haya un
trabajo con una baja autoestima.
Ejercicio práctico para trabajar la autoestima
En ese caso, tendrías que trabajarte la autoestima, tu merecimiento y
valorar lo que ya eres, lo que ya tienes.
Un ejercicio muy positivo en este caso que te puedo recomendar se
llama Logros y Capacidades. Este ejercicio consiste en hacer una
lista de 100 logros que hayas tenido en toda tu vida, por pequeños que sean.
Desde aprender a andar en bici, sacarte el carné de conducir o ser una persona
generosa con tus seres queridos… Y al lado de cada logro escribir 2 o 3
capacidades que te llevaron a conseguir este logro.
Con lo cual, con este ejercicio vas a sentir todo tu valor y, por tanto,
cambiará también tu vibración.
Por supuesto, el trabajo con la autoestima y bloqueos no termina aquí. Para mí es un trabajo para toda la vida. Pero siempre necesitas empezar por algún lado. Y el mejor momento es este. Si aún no has trabajado con tu autoestima.
Pero también puede suceder que una situación o la forma de actuar de la
otra persona no te moleste en absoluto ni tampoco te guste. Es decir, no
sientes nada con respecto a ello. En este caso, diríamos que no ha resonado
contigo.
Vamos con un ejemplo para este caso. Alguien hace algo quizás
objetivamente incorrecto y tú no te has molestado. Por ejemplo, alguien ha
mentido sobre algo que no consideras importante y a ti no te ha afectado. No
has sentido una emoción desagradable ni nada parecido.
Eso significa que no es una emoción que ha resonado contigo porque no
está en ti, porque probablemente no sabes qué es eso. No te has mentido a ti
mismo ni has mentido a los demás. Y tampoco lo tienes reprimido.
Sé que puedes decirme: pero si mentir es malo. Bueno, depende. ¿No has
mentido a nadie en ninguna ocasión? A veces, por el hecho de no generar un
conflicto o simplemente para no buscarnos un problema mayor, decimos algo que
no es verdad.
Que sea malo o bueno, tiene que ver con nuestras creencias,
implicaciones de esta mentira, etcétera.
He puesto a propósito un ejemplo incómodo como éste para que veas que no
todo lo “malo” nos tiene que molestar siempre. Al igual que no todas las
injusticias que vemos en este mundo nos afectan por igual.
Cuándo se activa realmente la Ley del Espejo
¿Pero qué ocurre cuando una crítica, hecha de forma injusta sí nos
afecta? A diferencia del caso anterior, muchas veces reaccionamos de forma
exagerada ante críticas de seres queridos y de otras personas y ahí es
cuando se activa la ley del espejo.
Es decir, el espejo se activa siempre que haya una emoción.
Ya sea una emoción positiva como alegría, halago, orgullo (en el sentido
positivo) o una emoción desagradable, como el miedo, la ira, la tristeza…
Si te afecta emocionalmente algo que te hayan dicho, significa que se da
unos de los 3 escenarios: está en ti (lo haces contigo), lo haces con los demás
(sin darte cuenta) o está reprimido en ti (no te lo permites nunca).
De ahí que, por ejemplo, muchas personas digan que no soportan la
hipocresía y piensen: ¡pero si no soy una persona hipócrita, sino todo lo
contrario! A lo mejor, tú no eres hipócrita con los demás, pero quizás contigo
misma no eres del todo sincera.
Todo tiene, por supuesto, matices y no siempre hay que tomarlo al pie de
la letra, sino analizar cada caso particular. Tal vez no estoy siendo honesta
conmigo. Quizá me estoy auto-engañando. O me estoy ocultando cierta información
para no sufrir.
En el fondo, incluso alguien que consideramos hipócrita no es que sea un
ser malvado de por sí, sino que ésta es su estrategia de supervivencia, de
adaptarse al medio, de conseguir sus objetivos. Probablemente tiene que ver con
heridas de su infancia. Y todos estamos llenos de estas heridas. Todos hemos
tenido una infancia, hemos atravesado obstáculos y dificultades.
Por lo tanto, es completamente natural que también hayamos adoptado
ciertas estrategias para poder sobrevivir. Y si no somos capaces de ver muchas
de estas estrategias, es porque para nosotros es algo tan natural, tan habitual
que ni siquiera somos conscientes de ello.
Por eso, si notas que a ti te afecta mucho lo que dicen de ti o te
molestan en exceso las injusticias del mundo o te sientes a menudo víctima de
las circunstancias, es importante que trabajes con un profesional o realices
una formación basada en el autoconocimiento. En el Coaching a menudo
decimos: “Nadie puede ver su propio swing”. Pues nadie puede verse
desde fuera, necesita de un espejo (nunca mejor dicho). Pero un Espejo neutro,
que no te juzgue, sino sea ese espejo limpio de juicios y lleno de compasión.

